Comenzamos el Domingo de Resurrección hambrientos de la poderosa Palabra de Dios. Nuestra maestra, Vilma Pizarro, nos instruyó mediante anécdotas con fines didácticos. Pudimos entender la importancia de obedecer a Dios, el discernir las cosas de Dios y las que no las son, entre otras más. Y retomamos el tema de la clase utilizando el expositor El Discípulo Bíblico y Sofonías 1-3:20.

«Palabra de Jehová que vino a Sofonías hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en días de Josías hijo de Amón, rey de Judá. Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová. Destruiré los hombres y las bestias; destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová.  En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, dice Jehová.» (Sofonías 1:1-3; 3:20)

Sírvele a Dios primero que a los hombres

El pueblo de Israel estaba de retorno a su tierra luego de años de dominación babilónica y persa. Dios había ordenado la restauración del Templo como prioridad sobre el resto de las cosas a reerigirse. «Habían vuelto al exilio», comenzó la maestra. «Debían haber arreglado el templo primero», continuó Pizarro. «Ellos optaron por arreglar sus casas antes que el Templo», destacó. «Sírvele a Dios primero que a los hombres», nos exhortó. Nuestra prioridad debe ser obedecerle a Dios por encima de nosotros mismos y por encima de todo estatuto humano. Dios es nuestro centro.

Amado hermano, le esperamos todos los domingos en la Iglesia de Jesucristo El Caballero de la Cruz, a las 9:30am, en la Escuela Dominical: la espina dorsal de la Iglesia.

 

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