Comenzamos el nuevo año con el pie derecho, dispuestos a comer del rollo de la Palabra. Esta nos dará el fundamento para sostenernos en medio de todo lo que acontezca en este nuevo comienzo. La pastora Vanessa Torres dirigió la clase del 3 de enero, bajo el tema «El engaño». Jacob, cuyo nombre siginifica usurpador, fue uno que hizo justicia a su nombre, pero tampoco quedaron en impunidad sus accciones. Segó abundantemente lo que había sembrado, y sus consecuencias fueron pagadas forzosamente. Utilizamos como referencia la revista trimestral El Discípulo y Génesis 29:15-30.

«Entonces dijo Labán a Jacob: ¿Por ser tú mi hermano, me servirás de balde? Dime cuál será tu salario. Y Labán tenía dos hijas: el nombre de la mayor era Lea, y el nombre de la menor, Raquel. Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer. Y Jacob amó a Raquel, y dijo: Yo te serviré siete años por Raquel tu hija menor. Y Labán respondió: Mejor es que te la dé a ti, y no que la dé a otro hombre; quédate conmigo. Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba. Entonces dijo Jacob a Labán: Dame mi mujer, porque mi tiempo se ha cumplido, para unirme a ella. Entonces Labán juntó a todos los varones de aquel lugar, e hizo banquete. Y sucedió que a la noche tomó a Lea su hija, y se la trajo; y él se llegó a ella. Y dio Labán su sierva Zilpa a su hija Lea por criada. Venida la mañana, he aquí que era Lea; y Jacob dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado? Y Labán respondió: No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor. Cumple la semana de ésta, y se te dará también la otra, por el servicio que hagas conmigo otros siete años. E hizo Jacob así, y cumplió la semana de aquélla; y él le dio a Raquel su hija por mujer. Y dio Labán a Raquel su hija su sierva Bilha por criada. Y se llegó también a Raquel, y la amó también más que a Lea; y sirvió a Labán aún otros siete años.» (Génesis 29:15-30)

Para cada injusticia hay un Labán para ayudarnos a cambiar

«A diferencia de otros pueblos, el pueblo de Dios recibía respuesta de sus sacerdotes porque Dios es un Dios vivo.», enseñó las pastora. «Tenemos que darle a Dios lo mejor». «Nosostros no somos perfectos, pero detrás de Jesucristo soy un sacrificio vivo y agradable al Señor», enfatizó contundentemente. «Las cosas que nos ocupan mas que Dios, nos separan de Él», explicó. «Esaú tuvo en poco su primogenitura; tuvo en poco el sustento de Dios». «Para cada injusticia hay un Labán para ayudarnos a cambiar. Dios no detiene la historia por nuestros errores», aseveró. «El Evangelio es para todos». «Él (Jacob) pagó caro las consecuencias de sus errores. Para cada accción hay una reacción». «Jacob debía ser transformado antes de enfrentar su peor error. Su corazón fue cambiado. Fue un hombre imperfecto transformado por Dios». «Para evitar ser engañado: 1)Conocer la verdad, 2)Hacer el bien, 3)Hacer todo para el Señor», finalizó y aconsejó la maestra.

 

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