¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí?- Salmo 42-5, 11 (RV60)
Mirando la televisión, rápidamente aparecen los titulares de guerras, escasez de alimentos y hambruna. Nos enteramos sobre cómo la economía de las grandes potencias está decayendo, pestes, nuevas plagas y otras que habían sido erradicadas vuelven a surgir. La ciencia avanzando, pero sin cura para enfermedades catastróficas. Maltrato y abuso de niños y mujeres, ancianos abandonados…
La gente se queja, protesta, se levanta…
Noticias que nos anuncian que el mundo ha degradado no solamente la economía de sus pueblos, sino también sus valores morales. Líderes religiosos y políticos corruptos… Nuevas religiones, sectas satánicas que se anuncian abiertamente. Abundan las películas violentas o de contenido sexual escandaloso.
La naturaleza se revela. Cambios climáticos, insectos portando plagas, huracanes fuera de época, fuertes nevadas, tornados, terremotos, tsunamis, el mar ganando terreno en la orilla de las playas, volcanes en erupción y todo aparenta estar sin control…
Estas son las noticias que se ven a diario en los medios de comunicación.
La Palabra del Señor ya no es la guía para muchas naciones como lo fue en el pasado. A lo bueno se le llama malo y a lo malo se le llama bueno. Se aprueban leyes auspiciando el pecado…
El Salmo 42 del Rey David expresa el sentimiento que experimentamos muchas veces los hijos de Dios ante las situaciones tan adversas que se nos presentan en nuestra vida y que provocan turbación. En los momentos en donde los que nos rodean y ven todo lo que acontece nos preguntan «¿Dónde está tu Dios?»
El pueblo del Señor ve estas cosas y muchas veces se turba. A diferencia de las personas que no conocen a Jesús, tenemos su Palabra y la dirección del Espíritu Santo que nos recuerda lo que Él nos advirtió:
“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares… Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará…Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.”- Mateo 24:6-7, 11-13 (RV 60).
El Señor nos dice que no permitamos que nadie ni nada nos turbe. Todo es cumplimiento de Su Palabra. Al contrario, nos dice que cuando veamos que todas estas señales acontecen, estemos seguros de que Su venida está a las puertas. “Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.” – Mateo 24:33 (RV 60).
¡Qué bendecidos somos por haber conocido a un Dios vivo, un Dios de amor y misericordia, que hace distinción entre el que le sirve del que no le sirve!
A nosotros, sus hijos, su Palabra nos exhorta y nos dice cuando nos sentimos turbados y abatidos : «Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío». – Salmo 42:11. (RV 60). Espera en Dios.
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.” Juan 14:1 (RV 60)
No te turbes, Él no nos ha desamparado.
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”- Juan 14:27
Si no has confesado a Jesús como tu único y exclusivo Salvador, te invito a que le permitas entrar en tu corazón y le entregues tu vida. Solo de esta manera tendrás seguridad, paz y la confianza de saber que, no importa lo que pase a tu alrededor, Él estará ahí contigo como poderoso gigante. Él nunca te dejará ni desamparará… pase lo que pase.
Confiemos en Él y no permitamos que las noticias, situaciones adversas ni los acontecimientos de estos días nos turben. Antes bien, gocémonos porque Su venida está cerca.
Esperemos en Él porque aún hemos de alabarle…
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