Una vez más nos sentamos en las bancas del Aposento Alto de nuestra iglesia para recibir el pan de la enseñanza. La Palabra de Dios es nuestro sustento y nuestro alimento espiritual; sin él no podemos subsistir. El domingo 17 de enero nuestro maestro, Josué Ortega, discutió el primer capítulo del libro del profeta menor, Oseas. ¡Y qué acontecimiento mas insólito le tocó vivir a este profeta! Utilizamos como referencia Oseas 1 y la revista trimestral El Discípulo.

«Palabra de Jehová que vino a Oseas hijo de Beeri, en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel. El principio de la palabra de Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová. Fue, pues, y tomó a Gomer hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo. Y le dijo Jehová: Ponle por nombre Jezreel; porque de aquí a poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de Jezreel, y haré cesar el reino de la casa de Israel. Y en aquel día quebraré yo el arco de Israel en el valle de Jezreel. Concibió ella otra vez, y dio a luz una hija. Y le dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ruhama, porque no me compadeceré más de la casa de Israel, sino que los quitaré del todo. Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes. Después de haber destetado a Lo-ruhama, concibió y dio a luz un hijo. Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi, porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios. Con todo, será el número de los hijos de Israel como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente. Y se congregarán los hijos de Judá y de Israel, y nombrarán un solo jefe, y subirán de la tierra; porque el día de Jezreel será grande.» (Oseas 1)

El Señor no se pude relacionar con el pecado

«Ocurrió que Salomón comenzó a tener nuevas esposas de diferentes regiones», explicó Ortega. «Asiria conquistó y arrasó con el pueblo de Israel», continuó. «El Señor no se pude relacionar con el pecado», enseñó el maestro. Dios es un Dios santo y demanda santidad. Solo cuando nos tornamos a Él en arrepentimiento podemosa hallarel oportuno socorro. «Su amor es eterno. Permanece fiel a su Palabra», nos invitó Ortega. «Un corazón insensible a la presencia de Dios es un corazón endurecido». «El amor de Dios nunca lo vamos a entender», finalizó.

 

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