El domingo 14 de septiembre continuamos estudiando al profeta Jeremías. Nuestro maestro, Julio Santiago, nos trajo la clase: Esperanza para el mañana. Utilizamos como referencia Jeremías 31:31-37, y la revista El Discípulo.

«Se acerca el día —dice el Señor—, en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y de Judá. Este pacto no será como el que hice con sus antepasados cuando los tomé de la mano y los saqué de la tierra de Egipto. Ellos rompieron ese pacto, a pesar de que los amé como un hombre ama a su esposa», dice el Señor. «Pero este es el nuevo pacto que haré con el pueblo de Israel en ese día —dice el Señor—. Pondré mis instrucciones en lo más profundo de ellos y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes diciendo: “Deberías conocer al Señor”. Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande —dice el Señor—. Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados».» (Jeremías 31:31-34 NTV)

Jeremías procedía de una familia sacerdotal: «creció en un ambiente de conocimiento de Yavé», explicó Santiago. Dentro del mensaje que Dios habló por medio de su siervo Jeremías había un carga de juicio e ira. «Fue un profeta con voz de trueno, que no gustaba mucho. Jeremías sabía que el pueblo no quedaría impune ante la situación espiritual en que vivía el pueblo. Israel iba a vivir uno de los momentos más difíciles. Lo iba a vivir inminentemente», continuó. «Los sacerdotes estaban buscando sus intereses, y poniendo yugos al pueblo en medio de una crisis», explicó. Por cuanto el pueblo andaba en pecado sus consecuencias se aproximaban. Sin embargo, » en medio del juicio y de las advertencias, Jeremías siempre depositó esperanza», aclaró Santiago.

 Siempre Dios está en medio de la crisis. Él brinda esperanza.

Muchas veces se asoman problemas y circunstancias que nos agobian. Pero la esperanza, «conlleva esperar con anhelo; es un estado de ánimo», afirmó Santiago. Y nunca estamos solos. «Siempre Dios está en medio de la crisis, brinda esperanza». Continuó el maestro: «un pacto unilateral es el que Dios decide, por gracia, para bendecir su vida». No obstante, «el pacto debe ser validado por la obediencia. Jesús es nuestro salvador, pero también es nuestro Señor». «No pierdas la esperanza, Dios está como poderoso gigante», finalizó. ¡Hay esperanza!

Amado hermano, le esperamos todos los domingos en la Iglesia de Jesucristo El Caballero de la Cruz, a las 9:30am, en la Escuela Dominical: la espina dorsal de la Iglesia.

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