Un nuevo día, una nueva oportunidad para saborear la poderosa Palabra de Dios. En labios de nuestra pastora Vanessa Torres, discutimos la clase dominical. Esta se centró primordialmente en el capítulo 1 de la epístola de Pedro. Utilizamos como referencia 1 Pedro 1:1-12 y el expositor El Discípulo Bíblico.

«Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.» (1 Pedro 1: 3-9)

Pedro hablaba de una esperanza viva. La salvación es para todos.

«En los años 60 después de Cristo había persecución». Bajo el gobierno de Nerón la persecución de los cristianos se desató súbitamtente luego que se les atribuyera el incendio (circa. 64 AD) de una gran parte de la capital romana. Fueron perseguidos, torturados y muertos. «Pedro estaba en Roma. Era una iglesia llena de valentía». La iglesia de Roma había crecido y su testimonio se dejó escuchar.  «Pedro hablaba de una esperanza viva. La salvación es para todos.» Esa esperanza: que por medio de nuestro Señor Jesucristo podemos tener vida eterna. «El móvil principal del cielo es ganar almas para Cristo. «Despreocúpate de lo que estás viviendo ahora porque Dios es más grande que tu entorno. La prueba no cambia, cambiamos nosotros. Nuestra fe será sometida a prueba. Esta esperanza viva no avergüenza», finalizó. Independiente de lo que vivamos, es necesario confiarle nuestra vida al Señor, y Él hará. Cuando nuestra fe sea puesta a prueba, persistamos y permanezcamos para que demos el fruto deseado: nuestro crecimiento.

Amado hermano, le esperamos todos los domingos en la Iglesia de Jesucristo El Caballero de la Cruz, a las 9:30am, en la Escuela Dominical: la espina dorsal de la Iglesia.

 

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