Subiendo las escaleras hasta el tercer piso de nuestra iglesia, se encuentra la clase de la maestra Aida Cortés. La clase fue dirigida por la maestra Carmen, sustituta de Cortés. Esta magistral enseñanza tuvo como título «Practicar la justicia», basado en el cap. 7 del libro de Jeremías. Las enseñanzas prácticas de esta clase fueron de gran ayuda al crecimiento de las damas de la clase, y en general, a todos los que aspiramos a acercarnos más a hacer la perfecta voluntad de nuestro Dios y Salvador. Utilizamos como referencia la Revista El Discípulo. 

«He aquí que también yo lo veo, dice Jehová. Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel. Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis; haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo. Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín.» (Jeremías 7:8-15)

Debemos practicar la lealtad y fidelidad a Dios

«¿Nos comprometemos con ayudar a los demás?». «Pusieron su confianza en la ofrenda al templo, cuando la ofrenda debía ser a Dios». «El sistema religioso impedía que se dieran ofrendas genuinas. Se vendía y saboteaba la manera y forma de adorar». «Hoy en día vemos como muchos sabotean la fe, sabotean ofrendas». «Un adorador que no perdona, ¿estará haciendo la voluntad de Dios?». «Más que cantar, alabar, es necesario perdonar. Es parte de nuestra adoración». «Es importante que nuestros pensamientos estén alineados con Dios y en comunión con Dios».
«Debemos practicar la lealtad y fidelidad a Dios». Todas estas fueron enseñanzas traídas por la hermana Carmen en esta tan útil lección.

Amado hermano, le esperamos todos los domingos en la Iglesia de Jesucristo El Caballero de la Cruz, a las 9:30am, en la Escuela Dominical: la espina dorsal de la Iglesia.

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