Josué 24:23 – “Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel.” (RVR)

Uno de los grandes guerreros del ejército de Israel fue Josué.  Él caminó y libró  grandes batallas siguiendo las enseñanzas de Moisés, su maestro y a quien le guardó fidelidad durante toda su vida.  Además, continuó la obra que comenzó el Gran Caudillo de Israel, logrando entrar con una nueva generación a la Tierra Prometida.

Ya avanzados sus días sobre la Tierra, reunió al pueblo y les recordó de dónde Jehová los había sacado y en qué forma se había glorificado delante de ellos (Josué 24).  El pueblo había visto señales y prodigios de la mano de nuestro Dios. Aun así, varias veces se volvieron al pecado y Jehová se había apartado de ellos. Por su desobediencia, el pueblo que salió de Egipto no entró a la tierra prometida, sino sus descendientes.

Muchas veces se nos olvida de dónde el Señor nos sacó  y qué  espera de nosotros ahora que tenemos una nueva vida en Cristo. De la misma manera que Él escogió a Abraham con su familia, lo sacó  de la tierra que habitaban, e hizo de él una gran nación, así mismo nos ha escogido y nos sacó del mundo para hacer de nosotros un pueblo diferente: su amada Iglesia.  El pueblo que Él había escogido salió de la esclavitud de Egipto y fueron libres. Nosotros también fuimos sacados de la esclavitud del pecado y nos dio la libertad.  Al igual que ese pueblo, somos testigos de sus milagros y maravillas.

Josué les recalcó las consecuencias que vienen sobre el pueblo cuando no obedece los mandatos del Señor. Él les recalcó sobre la conducta de la cual  el Señor no se agrada, pero sobre todo, los amonestó a quitar los dioses ajenos que estaban entre ellos y a inclinar sus corazones a Jehová (Josué 24:23). El pueblo había caminado con el Señor durante muchos años; el nombre de Jehová estaba de continuo en sus labios, pero su corazón estaba lejos de Él.  Jesús en una ocasión dijo: “Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mi”… Mateo 15:8, Marcos 7:6.  Delante del Señor no se puede vivir de apariencias. Él conoce aun nuestros pensamientos.  (Lucas 6:8). ¿Dónde está puesto tu corazón?

¿Qué lugar ocupa Jesús en tu vida? ¿En tus pensamientos? ¿Vives una vida religiosa de apariencias, o eres sincero delante de nuestro Dios?

Hoy pensamos que la Palabra de Dios y lo escrito en ella es historia; que muchas veces no nos aplica. Somos gentiles y esa Palabra más bien era para el pueblo de Israel.  Olvidamos que hoy somos nosotros su pueblo, su amada Iglesia por la cual el Hijo de Dios dio su vida para perdón de pecados, resurrección y salvación eterna.  Hoy, al igual que entonces, Su Palabra nos dice que quitemos los dioses ajenos que están delante de nosotros. Quizás pensemos que la idolatría o adoración a imágenes ya no existe en nuestra vida, pero, ¿cuántos  otros dioses no se adoran o se les dedica un culto primero que a Dios?  Para algunas personas su trabajo, sus estudios, su pareja, sus hijos, sus bienes materiales, son primero que Dios. El tiempo de oración, de visitar el templo, y de adorar, ha sido sustituido por otros dioses. Otras prioridades, tales como las redes sociales, novelas televisadas, celulares, se han convertido en ídolos para algunas personas. No se adoran  estatuas ni imágenes, pero el tiempo se les dedica a estos nuevos ídolos. Ellos han estado ocupando el primer lugar en muchas vidas.

Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.- Josué 24:15

Josué había experimentado las victorias más grandes de su vida de la mano de Dios. Él lo había librado de peligros y muerte, así como también había protegido a su familia en su peregrinar por el desierto. En el corazón de Josué solo existía entrega y agradecimiento hacia el Señor.

¿Está  Dios ocupando el primer lugar en tu vida? ¿Tienes dioses ocultos que están ocupando el lugar y el tiempo que solo le corresponde a Dios en tu vida?

Quitad los dioses delante de ti, ¡ahora! Es tiempo de inclinar de verdad tu corazón al Señor.